El porte oculto de arma es probablemente tan antiguo como la misma humanidad. Muchos antropólogos interpretan que el mismo saludo humano universal, con la mano derecha abierta, era para mostrar que no se ocultaban armas.

A lo largo de la historia, el porte oculto no tuvo pausa. Los insurgentes judíos que luchaban contra la ocupación romana ocultaban la sica, puñal corto del que viene la palabra ‘sicario’. La edad media tampoco vio un declive del porte oculto de daga, que a menudo se portaba en el antebrazo. De nuevo, algunos saludos vigentes en la nobleza, como agarrarse el antebrazo, pretendían mostrar que no había porte oculto de arma blanca.

España tuvo una cultura muy importante de porte oculto, con la daga vizcaína, navajas, espadas roperas ocultas bajo sombrero y capa, toda una moda pensada para favorecer la ocultación de las armas y del rostro. El porte oculto dotaba al individuo de unas capacidades que lo hacían peligroso, y las autoridades lo intentaron prohibir en el Siglo XVIII.

Las armas de fuego añadieron riqueza al porte oculto, especialmente en Norteamérica con la proliferación de armas tipo Derringer y revólveres cortos.

El asesinato del archiduque de Austria, que catalizó la I Guerra Mundial, se hizo con una pistola semiautomática portada de forma oculta.

Si bien la mitad del siglo XX fue dominado por los revólveres snubnose (compactos) en porte oculto y porte oculto profundo, las pistolas semiautomáticas compactas y subcompactas fueron ganando terreno y llegan a nuestros días dominando el mercado, con fundas excelentes de kydex y accesorios como ópticas o linternas, que las convierten en armas muy capaces.

A tener en cuenta:

• No entrenamos porte discreto, o pseudo oculto, en el que el arma va fuera del pantalón (o en una funda sobaquera como las que se estilaban en los 80 y 90) y tapada por una americana o camisa abierta. Este look es prevalente entre profesionales de la protección que deben proyectar cierta disuasion: dime que vas armado sin decirme que vas armado. Pero no es adecuado para vida cotidiana o gente que realmente ha de disimular su condición.

• En un contexto de porte oculto, ‘camuflaje’ es ir de paisano, pasar desapercibido y confundirse con el entorno. Es imprescindible ropa de paisano normal, nada táctico. Esto incluye el cinturón. La idea es hacer vida normal y no llevar el arma escrita en la frente.

• El porte oculto exige un grado de profesionalidad y atención superior incluso al del porte de servicio, especialmente a la hora de reenfundar.

• Un entrenamiento controlado de porte oculto debe tener más instructores por alumno que un entrenamiento de porte de servicio o tiro puro, ya que las armas están ocultas buena parte del tiempo y existen más capas de complejidad y más tareas manuales (apartar la ropa, etc.) a las que prestar atención.